Guía para saber como plantar calçots
Te presento una guía completa para el cultivo de calçots, desde la elección del lugar adecuado hasta el momento de la cosecha:
Elección del lugar:
Los calçots necesitan un suelo suelto, rico en materia orgánica y con buen drenaje. El lugar debe estar expuesto al sol, pero con protección contra vientos fuertes.
Preparación del suelo:
Antes de plantar, es necesario preparar el suelo. Se recomienda añadir abono orgánico y compost al suelo, para enriquecerlo y mejorar la estructura del suelo. También es importante eliminar todas las malas hierbas y piedras que puedan obstaculizar el crecimiento de los calçots.
¿Cuándo se siembran los calçots?:
La siembra de los calçots se realiza entre agosto y septiembre, es la mejor época. Para ello, se pueden utilizar semillas o cebollas para calçots. Los bulbos suelen ser más efectivos, ya que producen plantas más robustas. Se recomienda sembrar los bulbos a una profundidad de 3-4 centímetros, dejando unos 20-25 centímetros entre plantas.
Riego:
Los calçots necesitan riego constante y regular. Se recomienda regar con moderación, evitando encharcamientos y procurando mantener el suelo siempre húmedo.
Cuidado y mantenimiento:
Es importante controlar las malas hierbas y realizar un aclareo regular para evitar la competencia entre las plantas. También es importante controlar las plagas y enfermedades, y aplicar los tratamientos adecuados en caso de necesidad.
Aporcado:
Unas semanas después de la siembra, se recomienda realizar un aporcado, es decir, cubrir los bulbos con tierra para fomentar el crecimiento vertical de los calçots.
Atado:
Cuando los calçots han alcanzado una altura de 15-20 centímetros, es recomendable atarlos con una cuerda para evitar que se doblen y que su parte inferior se ensucie.
Cosecha:
La cosecha de los calçots se realiza en primavera, cuando las plantas han alcanzado una altura de unos 30-40 centímetros. Se recomienda cortar los calçots con unas tijeras, dejando unos 5 centímetros de la parte superior de la planta.
Asado:
Después de la cosecha, es momento de disfrutar de los calçots. La manera tradicional de cocinarlos es a la brasa, con un fuego intenso y directo. Una vez asados, se deben envolver en papel de periódico para que se cocinen en su propio vapor.
Degustación:
Por último, ¡a disfrutar de los calçots! Se sirven en una bandeja, junto con salsa romesco, y se comen sujetando la parte superior de la planta y deslizando el bulbo en la boca. ¡Buen provecho!